Su principal característica fue la concesión de feudos o territorios que el monarca otorgaba a los vasallos que se hubieran destacado en la guerra o en otra forma de servicio. Esta era una forma de proteger ya que cada vasallo debia proteger su feudo.
En este período histórico todo el mundo occidental aceptaba la fe y las creencias de la Iglesia como verdades absolutas, y quienes se atrevían a cuestionarlas llegaban a ser sometidos a severos castigos.
En este período, los papas contaron entre sus conquistas la independencia de la Iglesia de la monarquía.
En sintesis era la organización social, política y económica basada en el feudo que predominó en la Europa occidental entre los siglos IX y XV. Se trataba de propiedades de terrenos cultivados principalmente por siervos, parte de cuya producción debía ser entregada en concepto de "censo" al amo de las tierras, en la mayoría de los casos un pequeño noble nominalmente leal a un rey.
El feudalismo se originó a partir de la descomposición del imperio carolingio.
La agricultura y la gran propiedad fueron las bases de la economia feudal. La economía feudal se caracteriza por la ruralización de la producción y la subsistencia. Las ciudades pierden protagonismo en la vida económica y social.
Feudo (posiblemente del latín feodum, en latín vulgar feudum), que en Alemania se le denominaba Lehen, en Francia Fief y en los Países Bajos Leen, es el nombre con el que se designa a la tierra que el señor otorga al vasallo en el contrato de vasallaje, como parte del beneficio que le debe a éste por el cumplimiento de sus obligaciones.
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